Piensa en el cuerpo como si fuera el cuenco de mendigar del espíritu. Cuando el espíritu se retira del cuerpo, éste pierde la inspiración. Y como el espíritu es el catalizador que lo mantiene todo en movimiento, sin él, el cuerpo cae en un estado de profunda inercia. Las emociones ya no se mueven fluidamente; y tampoco lo hacen los pensamientos y los músculos.
G. Roth
divendres, 8 de maig del 2009
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